Autor: William Barclay
Título: Comentario Al Nuevo Testamento - Vol 5 - (Juan I)
Editorial / Editor: CLIE
Formato: PDF
Tamaño De Archivo: 1.33 MB
Páginas: 112.
Descripción:
El estar dedicado este comentario al libro del Nuevo Testamento que es el gran favorito de la mayoría, nos hace más exigentes; pero William Barclay, una vez más, cumple y supera ampliamente todas nuestras expectaciones.
Con la claridad y la naturalidad a que nos tiene acostumbrados, aquí también bucea en las profundidades de los sentidos ocultos bajo la superficie, y se remonta, como sobre alas de águila, para describirnos panoramas alucinantes que no se pueden vislumbrar con la vista de la razón a secas. Nos introduce en escenas y escenarios: el pradillo herboso cerca de Betsaida Julias en el que se ha reunido una expectante, cansada y hambrienta muchedumbre; el Atrio de los Gentiles del templo de Jerusalén, con su tráfago mercantil que dificulta el recogimiento de sinceros buscadores de Dios;el Huerto de Getsemaní, a la luz de la luna llena de la Pascua, repentinamente invadido por todo un cuerpo de ejército que busca a un Carpintero; la orilla del Mar de Galilea al amanecer, en la que el Resucitado espera, con el desayuno dispuesto en el fuego, el retorno de unos pescadores agotados después de una noche de infructuoso faenar... Y nos
presenta a personajes que no pueden parecernos más vivos ni más reales: Andrés, que llevaba a Jesús a todos los que podía; la marginada Samaritana, liberada para enfrentarse consigo misma y con la vida; Pedro, impetuoso y seguro de sí mismo, que sufre un fracaso y lo supera, y tantos otros que comparten con nosotros sus luchas, y su supremo descubrimiento.
Al lado de personajes notables de la historia universal o de la de la Iglesia aparecen figuras insignificantes para los historiadores, que nos transmiten ejemplos conmovedores, como el chico o el mecánico que dieron su vida en la guerra para comunicar un mensaje o restablecer una comunicación; o la niña del suburbio que se preguntaba si le molestaría a Dios que cogiera algunas de Sus margaritas; o los niños gitanos visitando reverentes una catedral inglesa; o los escolares escoceses que echaban de menos a Jesús un día de tormenta... O historias tan conmovedoras como la de la pareja enamorada de O'Henry, o la del jefe amerindio y el misionero.
Desarrolla magistralmente los grandes temas joaninos, como: La Palabra, en sus trasfondos hebreo y griego; el nuevo nacimiento; la relación entre el amor y la obediencia; la unidad de la Iglesia; la oración en el nombre de Jesús, y la persona y la obra del Espíritu Santo. Presta la debida atención a los títulos de Jesucristo tan característicos del Evangelio de Juan: El Buen Pastor; el Cordero de Dios; la Luz del mundo; el Camino, la Verdad y la Vida, etc., etc.; y a la enseñanza acerca de la. deidad, preexistencia y omnisciencia de Cristo, así como de Su humanidad: Su majestad,autoridad, honestidad, simpatía, independencia, intrepidez, etc.
Nos aclara circunstancias históricas y costumbristas como la enemistad secular entre judíos y samaritanos; el sentido y el ritual de las fiestas judías; la gran hazaña de ingeniería del túnel de Siloé; la importancia de los pastores en la historia de Israel; el carácter del agua en la antigüedad; cómo se celebraban las bodas, y cómo se organizaban los duelos, etc., etc.
No faltan toques de humor, como la semblanza de «los fariseos acardenalados» de la Misná, o de «los ministros funerarios» de Spurgeon. Explica frases como «entrar y salir», «el canto del gallo» , «estar en el seno de alguien»; y otras más misteriosas, como «Yo dije: ¡Sois dioses!»; y nos ilumina detalles pictóricos que se nos podrían pasar desapercibidos, como que los panecillos del chico eran de cebada; y saca deducciones que hacen comprender mejor los hechos, como la colocación de los comensales en la última Cena.
«Detrás de este evangelio -escribe Barclay al final de la Introducción- está toda la iglesia de Éfeso, toda la comunión de los santos, el último de los apóstoles, el Espíritu Santo y el mismo Cristo Resucitado.»
Alberto Araujo.
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